domingo, 1 de diciembre de 2013

RELATOS LITERARIOS: Un instante crucial


UN INSTANTE CRUCIAL


Por Roberto Baños


Me encontraba tendido boca arriba, mi garganta era incapaz de emitir ningún sonido. Sin embargo, mis sentidos permanecían intactos.

No acertaba a entender lo que me había pasado. Tan sólo recordaba que me hallaba dormido cuando ocurrió algo, que aún ahora no me podía explicar.

Debió ser un golpe, tal vez algunos de mis enemigos habían tomado venganza contra mí y me habían herido de muerte. Tal vez un puñal clavado en el pecho o espalda a tenor del dolor tan intenso que sentía. Quizá había sido abatido por un disparo, dado el dolor en la cabeza y el mareo que me dominaba.

Lo cierto es que pasé del dulce sueño reparador a la situación en que ahora me hallaba.

Tenía un frío intenso en todo mi cuerpo y, a la vez, mi seca garganta estaba ávida de líquido que me permitiera tragar aquella pelota que notaba en mi tráquea.

No me cupo la menor duda, de que mi estado era preocupante. ¿Me estaría muriendo? -me pregunté-. Mi vista estaba también afectada, pues las imágenes eran borrosas. Las idas y venidas de personas a mí alrededor me indicaban que de alguna forma se estaban ocupando de mí. Sin embargo, nadie reparaba en el frío que sentía, de otra forma alguien debería haberme cubierto ya con alguna manta o prenda de abrigo.

Respecto al olor que percibía, era insoportable: una mezcla de sudor rancio y alcanfor, con ligeras emanaciones a toallitas lavamanos, que me producía una náusea en la boca del estómago.

El ruido era ensordecedor. En un momento determinado, algo cayó al suelo produciendo un sonido metálico que llegó hasta lo más recóndito de mi cerebro, y un malestar casi agónico se apoderó de mí.

Intenté proferir un grito que me relajara. Posiblemente decirles lo que me dolía o me molestaba; incluso, que me echaran una manta.

Pero ningún sonido salió de mi boca, era como si el shock que me habían producido me hubiese dejado mudo. Sentí miedo: un miedo tan grande, que puso mis pelos de punta.

Empezaba a dudar de que la vida se me estuviera marchando por momentos y eso me molestó.

Mira qué forma de morir tan tonta -me dije-, sin saber quién ha sido mi agresor; sin haber visto su cara, sin poderme defender y, en la forma en que me encuentro, no puedo pedir a nadie explicaciones de lo que me pasa.

Pensé en la cantidad de cosas que podría haber hecho y no iba a realizar. Además, aquella sequedad de boca era por momentos más insoportable.

- ¿Y si tuviera una hemorragia interna?

- ¿Sería un vómito lo que dificultaba mi respiración? Volví a tener miedo. Mi memoria estaba en blanco. Ni siquiera pude repasar mi vida como si de una película se tratara, pues mis recuerdos se habían borrado.

- ¿Habría sido yo una mala persona?

- ¿Qué fechorías habría cometido? Debería poner en orden mis ideas y arrepentirme, pero no podía.

- ¿Estaré delirando? -me dije-, no se puede morir así porque sí. Además hoy es domingo, un día esperado, un día alegre y no de tragedia. - ¡Qué lío! -pensé-.

En ese momento, la molestia de la garganta se agudizó y una convulsión me vino de improviso. Tosí noté como si mis entrañas fueran a salirse al tiempo que un coágulo salía disparado hacia arriba. ¡Era sangre! Y al tiempo me horroricé por cuanto me demostraba mi gravedad, sentí alivio en la garganta pues el tapón que tenía cedió.

Intenté hablar pero fue inútil. Quise quejarme y no pude. Pensé pedir socorro y mis labios ni se abrieron. Me senté definitivamente perdido y me preparé a dar el último estertor.

Fue en ese instante cuando pasó algo sorprendente: alguien se acercó a mí. Me agarró por los tobillos y me levantó como si de un conejo se tratase. Descargó dos violentas cachetadas en mi trasero, que me pillaron de improviso por lo inesperadas, y un gran llanto salió de mi garganta como un manantial que rompe a brotar.

En ese momento empezó la maravillosa vida para mí.







2 comentarios:

  1. Sr. Madrid; acabo de acceder a su página a través de un amigo común. Le doy mi más sincera enhorabuena por sus cuadros. Puede contarme entre sus seguidores. Nadie refleja la mirada de unos ojos como Ud. soy una enamorada de la pintura y de la lectura. En cuanto al relato decirle que tengo el honor de conocer al autor, y todos sus relatos. Soy muy crítica con él, pero puedo asegurarle que todos son magníficos. Me alegra mucho que se hayan conocido pues presiento que van a compartir muchas cosas. El autor es alguien irrepetible .... mi padre. Enhorabuena por la web, y por su arte. Edurne

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  2. Edurne, muchas gracias por los elogios. En cuanto a su padre ha cumplido lo prometido, me ha regalado un relato buenísimo. De hecho está teniendo muchísimas visitas. En lo que va de día 2 de diciembre ya son 60. Estoy a ver si le convenzo para que me mande fotografías y nuevos relatos. Mi blog quiero que se llene con cosas de calidad. Nuevamente muchas gracias y un saludo desde Madrid.

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